24.01.2014.20.20. Viernes. Café, cigarro, pan y galletas, una pluma que tatúa el papel con un rencor solemne y un "Do I wanna know?" que se escucha de fondo. Nada cambia. El insigne tocayo que muestra un mundo nuevo (un mundo olvidado), de palabras que flotan en el aire y muestran la cacofonía que siempre has sido. (Me tira a matar).
De olvidado y ridículo estoy a tres pasos, de lo absurdo a la vuelta de la esquina y de lo surreal... quizá allí vivo, entre moscas que pululan de mis labios y lagrimas secas que se vuelven rocas. El cropofilo atómico y monárquico me ha contagiado. (O tal vez solo fue su amor a los bienes).
Me encierro inmamente (como la tortuga que sostiene al mundo (aquí me volví defensor de A'Tuin (y me capturé, abriendo paréntesis sobre paréntesis como una mala ecuación matemática))), solo para llevar a cabo un juicio de mí, con una corte integrada por muchos yo's sedientos por condenarme -todo es tan Kafka que me odio.
Así me deja Cortázar, con ganas de un poco de mate y un acento argentino resonando en mi cabeza. Cuatro, cuatro, cuatro (en tres). Doce. Tres. Fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario