domingo, 28 de agosto de 2011

Juguemos..

(Transforme su nombre a numeros. Los que sean mayores que 10 sumelos. Lea el enunciado correspondiente dependiendo del numero que corresponda a su letra. FIN)

1.Mirando al cielo, queriendo desifrar lo infinito. 2.Alborotando cada una de las celulas que te integran. 3.Sumergido en lo más profundo de tu ser.

4.Dibujando tus pensamientos, que quiero ser detonante de tu creatividad. 5.Te secuestro en tus sueños y te quedas aqui hasta que quiera. 6.Muriendo atiborrado de la soledad que me provocas

7.Insufrible ante tus desprecios, como acostumbrado a cada uno de ellos. 8.Decorando las paredes con cada uno de los besos que no me diste.

9.No me consuelan más tus caricias, no me complacen más tus palabras pero sigo siendo adicto a ti.

10.Si me disculpas, voy a fumarme tu recuerdo en el balcon esta noche. 1.Mirando al cielo y queriendo desifrar lo infinito.

En si no dice nada, solo una serie de frases que me gustaria decirte.

miércoles, 17 de agosto de 2011

De la luna a tu interior.

Hoy escribo con tinta azul fuerte sobre una hoja blanca que no existe en ningún lado, al menos así lo imagino y ojala y usted también. Comenzare aludiendo sobre alguna de las vastas historias que pudiera vivir cualquier persona en su propio mundo.

Como director de orquesta, pongo orden a mis ideas, marco el compás y que se inunde la tierra de notas musicales; todas ellas presentes. De esas ocasiones en que todo inicia en la luna, ese satélite natural que se encuentra lejano, lleno de cráteres de tamaños diferentes. [Suena Mozart y su Concerto kv de fondo].

Me encuentro en tu lado más oscuro, y no quiero irme de aquí, por que me siento como en casa. Seré tu conejo, aquel que resguarde tu lado desconocido, el que conozca tus más íntimos secretos, el que haga volar tu imaginación. ¿Sientes en tu piel marcada, como brincoteo por ella al ritmo de mi canción? [Suena Paganini Caprice No. 17].

Desollame, desnúdame, desgárrame tiernamente la piel con tus afiladas uñas, escucha como susurro en tu oído cada uno de mis quejidos que provocan tus rasguños, divídeme en miles hasta quedar en polvo sobre tu mesa. Aspírame vilmente y así poder multiplicarme en tu sangre por siempre.

Mude a ti por siempre, mi recuerdo allí nadando en todo tu interior intacto, donde nadie más podrá estar. Que se acabe el mundo, que se terminen las palabras, que se detenga el tiempo y las estaciones pero yo seguiré aquí, recorriéndote toda por la eternidad. En cada amanecer, en cada anochecer. Que el invierno nos mate, que nos lleve al infierno, que nos cuelguen por el cuello en un árbol muerto hasta quedar en los huesos.

Desperté, no era invierno aun; es un verano cualquiera sin ti aquí cerca. [Sonó Vivaldi con Winter].

viernes, 12 de agosto de 2011

Consecuencias tímidas del cósmico amor sin sabor a vos.

Incipiente. Desde la medula ósea hasta el ultimo átomo que se encuentra en mi. Abovedado entre vuestras tímidas piernas, queriendo improvisar una danza mundana. Muriendo entre las imágenes dantescas que se revuelcan sobre los granos de arena, simulando un choque de galaxias, creyendo en la improbabilidad de ser yo.

Girad, que a la vuelta de la esquina se encuentra las sensaciones más sádicas que pudieres vivir. Homenaje a un Conde que filosofa en el tocador. Inventemos una nueva parafilia donde solo nos podamos involucrar, vos y yo. Mordidas, rasguños y una irreversible creencia de que moriremos si nuestros labios no se llegan a encontrar. El estruendo al encontraros juntos.

Consumid me, y mirad a través del espejo como me voy, de poco en poco, de un tanto en tanto. Que tu saliva adiposa se queme y desintegra el sabor de tus ojos hasta que se sacie mi hambre de ti. Quimérico amor, que sufro por vos; desde el megáfono escuchareis esas lúgubres palabras.

Que no os dejen correr, hasta que cuente diez, hasta que la fabula se vuelva realidad. Consulta los astros, ninguno os dirá que te quiere igual que yo. Dejad que las palabras muden en acción, dejad que todo esto mute a verdad que, en una escala del uno al millón, sois infinita.

Añoro los murmullos incoloros de tu suave corazón, hazme la pregunta más absurda cuando aquel se encuentre entre mis manos, con mis dedos acariciando su interior.

-¿Que comerán los grillos?