sábado, 31 de mayo de 2014

Des Tres

La vida se reduce a errores y fatalidades. Lamentos, decepciones, improvisaciones, etcétera.
Ahogarse en el inmenso mar imaginario y flotar. Y a veces nadamos de muertito por la vida, dejandonos llevar por la corriente y de vez en cuando tragar la penas en las que nadamos.

(Y no te rindes. ¿Y no te rindes? ¡Y no te rindes!)

Prefiero la tercera que las dos anteriores. Cada uno se reduce hasta caer...

Des Dos

Si tal vez todo (o si tal vez nada), si tal vez me encuentro (o me desencuentro), si tal vez me tiro al mar (al ficticio, al imaginario, en ese en el que por más que te arrojas no te ahogas).

Si tal vez me miras (o me ignoras), si tal vez me escuchas (o me desolles), si tal vez me pierdo (y no hay forma de que nos encontremos de nuevo). Finales que no matan.

Des

Tomé un bisturí y abrí mi piel, esa carne roja luciendo a todo su esplendor, sangre brotando. Desollemonos. Volvámonos verbo... conjuguemonos.

(Desollame. Desollame y no grito. Desolleme. Desoime. Y no me escuchas, y no me mientes, no me dices en voz baja y al oído "aquí." Nos volvimos quimeras de lo que nunca quisimos, tantas partes de nosotros en un solo ser. Cuanto te detesto.)


Todo parece para nada; nada parece para todo. Reversibles, así, como de adelante hacia atrás.