En la soledad de una vida, existen múltiples cosas en las cuales poder pensar, desde lo más inverosímil de un momento hasta lo más trascendental que ningún ser humano haya jamás pensado. Existe una sola cosa con la cual me he sentido obsesionado durante mucho tiempo, que he dejado de pensar en ello hasta hace poco que me renació el sentimiento por ella, la señora de todos.
Entre textos y películas que afrontan el problema, que tratan de darle una explicación al hecho, al momento inevitable. En una, la más enraizada en mi mente argumenta que todo debe de ser como terminar una larga jornada de trabajo, donde al término del día quedemos agotados pero complacidos por todo lo que logramos y al final caer rendidos en la cama, contentos, satisfechos y dormir.
Incluso logre dar con su explicación matemática, que tiene una raíz hindú en este mundo, donde lo evolutivo (E) se multiplica por lo involutivo (I) dando como resultado una constante (C) desconocida. Ojala que logren despejar y comprender los porqués de la ecuación, que de mi parte no habrá una, si buscas explicaciones las obtendrás pero no de mi y menos de este tema.
Hay una más, que me encanta y que dice: “es como si fueras un caballero medieval que agotado por la larga lucha, deja su pesada armadura y se va a descansar”. No recuerdo de quien o donde lo leí pero me pareció tan lógico cada una de esas palabras.
Me quedo, por encima de todo, con las palabras que leí en un libro de Osho que vagamente logro recordar. Una metáfora donde compara al ser humano con una flor, donde no todas alcanzan la plenitud al mismo tiempo, algunas más temprano otras después pero siempre llega.
Entre mi obsesión por el tema di con una película llamada “Caótica Ana”, una película española que comienza bien pero el final lo arruina todo. Es encantadora si logras esa empatía con Ana y sus diferentes caracterizaciones, sobre sus misterios y sus cíclicos días.
A últimos días llego a mis manos una película que a la primera no logre comprender pero después de verla por segunda vez me dejo fascinado. Se llama “Biutiful” y el final de verdad que me encanto. No solo eso, también toda la historia.
Han sido muchas la obras con las que he logrado dar y nutrirme más acerca de este tema que es un tabú, alguien que nadie quiere tocar por temor a lo que pueda desenredar pero, en realidad es un tema que me ha logrado clarificar lo que soy, lo quiero ser, lo que va a suceder y además me ha hecho pensar más en valorar a mis seres queridos porque sé, y cito las palabras exactas de un libro que tengo en mis manos en este momento:
“[…] a los ojos de la verdadera filosofía, nada perdura, todo es transitorio […]”1
¿Te has imaginado alguna vez en ese momento? Yo sí, y me dan escalofríos el solo pensar en ello y me dirán lo banal que es hacerlo pero cada que lo hago recuerdo que debo vivir con más intensidad, probar todo, sentir todo, trascender y no ser tan solo un habitante más en este inmenso mundo.
El problema para mí no es cómo afrontarla el día que hace presencia, si no, como decirle que tuvimos una vida de la cual no nos arrepentimos, que no cambiaríamos nada, mucho menos los errores que tuvimos porque fue de ellos de quienes más logramos aprender. Que logramos nuestros sueños o al menos, intentamos hasta el final hacerles realidad. Que quisimos a medio mundo y aun así había espacio para más, no como un polígamo, si no como un sentimiento superior.
1. M. R. L. 2002.