sábado, 8 de mayo de 2010

Postdata a mi dolor.

Con una dolorosa canción de fondo inspirando de nuevo cierto dolor amargo en mi interior y provocando que mis ojos se vuelvan cristalinos. Después de sufrir un rato -que ridículo afán y vicio de estar haciéndolo- y entender el verdadero valor de cada cual, de cada tantos; me han llegado pensamientos, preguntas realmente que buscan a su polo opuesto para alcanzar el final de su existencia.

Lo malo del dolor es que duele, que sientes que te estas muriendo pero no mueres, eso es lo malo, que no te mata y te tortura, inquisidor desgraciado. Pero me he estado preguntando, cuando sientes dolor por alguien, ¿Aquella persona sentirá y vivirá lo mismo que tú?. No conozco quien pueda olvidar a alguien que trascendió en su vida así como así, de la noche a la mañana.

¿Te recuerda cuando mira un objeto en especial? ¿Cuando pasa por algún lugar en el que vivieron algo? ¿Al escuchar las palabras que le decías pero en otra persona? ¿Al recordar tu aroma? ¿Al ver un gesto similar al tuyo? ¿Al mirar un rostro parecido al tuyo y que se le parta el corazón al ver tal similitud? ¿Al escuchar tú nombre en otra persona?

Quisiera creer que si pero la verdad es que no hay pruebas de que esto sea verdad, el orgullo, lo hermético de nuestros sentimientos, lo falso de una felicidad hacen que solo no se pueda saber sí de verdad esta sientiendo algo, que te extraña simplemente. "Que sufra ella/él que yo no voy a demostrar que me duele".


"No lloro por ti,
no lloro por ti,
lloro por las hojas que se caen en el otoño,
ni las miras al pisarlas, qué pena, qué abandono."

"No lloro por ti". Rosenvinge, Christina. Vegas, Nacho. Verano Fatal.





Postdata de mi postdata: Perdón
por los pleonasmos pero me gusto la manera tan singular que expresan lo que quiero decir.

De verdad que extraño a mi werita, cuando me decia que me queria, cuando me despertaba en las mañanas, incluso cuando nos enojabamos.. de verdad que extraño a esa rubia hermosa.

domingo, 2 de mayo de 2010

Placentero dolor.

¿Por que aferrarnos tanto al sufrimiento?, ¿Por que querer seguir provocandonos dolor?, ¿Por que ilusionarnos con una felicidad momentánea?. Son muchas las preguntas como estas las que han invadido mi mente a lo largo de estos días, desde que un amigo muy sabiamente me dijo "Sí sabes que te esta haciendo sentir mal, ¿Por que no la dejas?". Una frase tan sencilla y llena de verdad, ¿Acaso seremos ciegos entonces o simplemente nos hacemos los desentendidos?

El dolor es una cosa tan sencilla de sentir y distinguir que no me parese extraño que existan muchas personas que no sepan bien a bien lo que es, incluso hay quienes disfrutan del dolor y que en ocasiones me identifico con aquellas personas pero sin llegar a los extremos a los suelen entrar. Pero no quiero hablar del dolor físico, de heridas, roturas, desgarres, sangre y todo lo que implique el cuerpo, hablo del dolor emocional, de otras heridas, roturas, desgarres y lágrimas todo eso que tiene que ver con el corazón.

Es verdad, por lo menos a mi, me causa más dolor una decepción, unas palabras de abandono, una mentira, un engaño, una traición que cualquier cortada, caída y demás. Se siente como sí el mundo se volviera gris, como sí se apagase una luz que hacia ver todo diferente, se siente la mente nublada del impacto, el cuerpo parese sentirse que cae a pedazos, el pecho hace sentir una sensación de falta de aire, como sí lo estuviesen presionando, los ojos se humedesen preparándose para el acto final, derramar incontables lágrimas. Incluso a veces ya no dan ganas de comer, todo pierde sabor, los aromas causan nauseas. La cama resulta el mejor refugio y las cobijas se transforman en nuestras protectoras.

¿Que placer puede haber en todo ello? No lo se, pero existen muchas personas obstinadas a sentirlo una y otra vez. Quizá tengan una perspectiva diferente de lo que es ser feliz, quizá no han dado cuenta de lo que están haciéndose, quizá no quieran darse cuenta, quizá son adictos al dolor, a sufrir, a llorar, a sentirse nada. Son demasiadas las suposiciones que podría hacer y todas ellas podrían resultar erróneas.


Quizá el amor es el complice del dolor, desear tanto a alguien como para arrojarnos a los brazos del dolor sin pensarlo dos veces. Me confieso víctima de aquel, por que me duele no saber de ti, de no volverte a encontrar pero me duele más que te comienzo a olvidar.

Aaaahhh, que dolor tan insensato, torturador de miles. Solo quiero que sepan, que a veces las cosas imposibles, realmente son imposibles. No se aferren a un solo camino cuando existen miles, no vale la pena sufrir por algo que quizá no dure nada.