lunes, 23 de diciembre de 2013

Veintitrés, doce del veinte-trece.

Si tan solo fuéramos una silueta mal dibujada, una trazo a la izquierda y otro a la derecha. Un rostro con solo un par de ojos y una boca de media sonrisa. Quizá una figura de simples palitos o unas rayas sencillas que no sean geometricamente proporcionales con la realidad. Pensando útopicamente, estaríamos sumergidos en una fantástica obra de Dalí, con relojes derretidos, elefantes con largas patas y un dodecaedro al fondo.

Tal vez sean las transnoches acumuladas lo que me hace pensar tanta irreverencia o solo la necesidad de imaginar algo nuevo.