martes, 21 de octubre de 2014

Cangrejos y metáforas.

¿Han escuchado esa historia donde hay unos cangrejos intentando salir de un bote? Resulta que, como dije anteriormente, es un bote lleno de cangrejos que intentan salir pero, cuando uno de ellos llega al punto más alto, todos los demás cangrejos hacen todo lo posible por bajarlo y no por ayudarlo a salir. Así es como ninguno de los cangrejos logrará salir de esa prisión de mediocridad mientras los unos a los otros estén desunidos. Es como una metáfora sobre la cultura mexicana y como resulta común en nuestra sociedad que los unos a los otros se intenten destruir con tal de que el otro no salga de la profundidad de ese bote de mediocridad. 

Tristemente así es como pasa siempre. Todos aquellos en quienes creías confiar ya no puedes ni podrás confiar más porque no te quieren ver triunfar sino que seas uno más de ellos, un cangrejo más en la oscura profundidad de un bote de mediocridad. Y de quien menos lo pienses vendrá la traición, es axioma.

Una vez creí que podía cambiarlo todo, esa cultura mexicana por hundirnos hasta lo más profundo y que sorpresa me llevé al intentarlo. Una vez creí, que si realizaba mis sueños e incluía a todas las personas cercanas a mi para poder trascender y ascender en ésta difícil pirámide de la vida pero venga esa sorpresa, nadie creyó en mi; ni en mis sueños, ni en mis proyectos, ni en mis promesas. Supuse entonces que si avanzaba por mi cuenta en mis sueños poco a poco se me iban a unir las personas e iba a lograr romper con esa cultura mexicana que nos lleva al hundimiento constante, nuevamente fui un tonto. No fue así, nuevamente nadie creyó en mi, nuevamente nadie me siguió, nuevamente nadie me tomó en cuenta, nadie creyó en mis sueños, nadie creyó en mis proyectos, nadie creyó en mis promesas... nuevamente. Una vez que triunfas en algo, en eso en lo que te has aferrado tan intensamente en lograr, en aquello en lo que has trabajado día con día, noche tras noche, desvelándote, estudiando, analizando, proponiendo soluciones, de lo primero que te das cuenta es como las personas te van abandonando poco a poco y después van tratando de hundirte junto a ellos lo más rápido posible a esa oscura profundidad de ese bote de mediocridad lleno de cangrejos.

Una vez creí que si llegaba a la cima de ese bote y le daba la mano a mis compañeros para sacarlos de ahí, iba a romper con esa cultura del hundimiento. No fue así. Me tomaron de la mano, sí, pero solo para intentar hundirme con ellos en la oscura profundidad de ese bote de mediocridad, ¿Y qué haces? ¿Te hundes con ellos y vives en esa misma miseria o les sueltas la mano y sales a que te reciban en un mundo nuevo donde hay más personas como tú queriendo hacer algo mejor para todos los demás?

¿Qué haces?

Fui un cangrejo en la oscuridad. Ahora soy el cangrejo que salió de ese bote y vio la luz, y ahora estoy enfrentando un mundo nuevo.