sábado, 28 de abril de 2012

Algunas consideraciones sobre el calentamiento global.


Había una vez un mundo lleno numerosas naciones que convivían y se relacionaban de formas diferentes. Algunas eran casi como hermanas desde hacía mucho tiempo, otras en eterno conflicto sin posibilidad real de que pudieran ser amigas algún día. Otras de ellas, las más ricas, eran socias en diversas áreas que les interesaba, desde lo bélico hasta lo comercial.

Aun que todas ellas se relacionaban y desarrollaban de maneras diferentes, todas tenían un problema en común que no habían querido afrontar, un problema que de no atenderse con la suma importancia que correspondía podría generar una catástrofe mundial irreversible. Se trata del calentamiento global, causado por los gases de efecto invernadero emitidos por múltiples y diferentes fuentes.

 Una de las primeras acciones para contrarrestar este problema fue en Kioto, Japón un diciembre de 1997. Cuando los países industrializados se reunieron en dicha ciudad para tomar los acuerdos necesarios para reducir los gases de efecto invernadero, allí nace el Protocolo de Kioto. El propósito principal de llevar a cabo este acuerdo entre las naciones es la reducción de los gases que están provocando el calentamiento global, tales como dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), oxido nitroso (N2O), hidrofluorocarbonos (HFC) entre los principales agentes contaminantes. Pero el protocolo no entraría en vigor si no hasta febrero de 2005, acuerdo que para el año de 2011 sería firmado y ratificado por 191 naciones.

Un ejemplo destacable sobre el protocolo de Kioto se encuentra en los Estados Unidos de América. Este país se ha negado a comprometerse completamente con este acuerdo internacional pues lo considera injusto e insuficiente pero, muchos de sus estados (más de 28 de ellos, en particular resaltan California y Nuevo México) consientes de esta problemática ambiental han adoptado e implementado de manera independiente dentro de sus territorios el protocolo de Kioto para dar una mayor calidad de vida a sus ciudadanos.

Pero tal vez la nación vecina tenga razón, el protocolo de Kioto es insuficiente para generar un cambio favorable en el medio ambiente. Recientemente, en una nota publicada por el diario ingles “The Guardian” (Nasa scientist: climate change is a moral issue on a par with slavery. 6 de abril de 2012) el reconocido ambientalista  estadounidense James Hansen, Director del Goddard Institute for Space Studies (GISS) de la NASA, ganador de premios por sus meritos científicos como la medalla Edinburgh propuso, en base a un análisis reciente sobre los niveles de CO2 en la atmosfera, su impacto en las temperaturas globales y los patrones climáticos, un impuesto mundial al carbono. James Hansen sostiene que con la implementación del impuesto las empresas y los consumidores de energías fósiles reducirían a cero sus emisiones de carbono. En su estudio advierte, que de no reducir actualmente las emisiones de CO2 en un 6% significaría que para el año 2022 las reducciones anuales tendrían que ser mucho más drásticas, en un 15% anual. Hansen, en su estudio, argumenta que de haber ejercido una acción similar en el año 2005 las reducciones de CO2 serían más manejables (un 3% anual). Su propuesta sobre el impuesto mundial al carbono es interesante y que podría ser  analizada y en su caso adoptar cualquier país.

Existen naciones que se tomaron mucho más enserio la reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero, tal es el caso de Francia. Este país europeo cuenta con dos indicadores, uno que mide las emisiones directas del país por medio de CITEPA (Centre Interprofessionnel Technique d’Etudes de la Pollution Atmosphérique) y el segundo que mide las emisiones producidas por la fabricación de todo lo que consumen los franceses: ECO2 Climate.

ECO2 Climate (La lettre du carbone N°2. Septiembre, 2011) es el primer indicador de carbono del consumo final de los franceses, creado en el 2009. Estima las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por la vida cotidiana de los ciudadanos franceses que incluye:

·        *Producción de alimentos
·        *Manufactura de productos
·        *Servicios (incluye servicios públicos)
·        *Construcción
·        *Consumo de energía

Para la obtención de este índice solo se toman en cuenta los departamentos  dentro de Francia y se excluyen los que se encuentran fuera de este. Este indicador se calcula cada mes y se presenta en el noticiero “Le Jounal du 20h”. Dentro de este indicador no se cuentan las emisiones generadas por productos hechos en el país y que fueron exportados pero, por el contrario, si se cuentan las emisiones originadas por un producto importado para el consumo de Francia.

Este índice cuantitativo les permite saber cómo y cuales fases de producción y consumo están concentrando un mayor número de emisión de gases de efecto invernadero. El sentido de este indicador es mostrarlo de una manera positiva y no para hacer sentir culpable a los ciudadanos franceses, de esta forma se puede hacerles ver cómo pueden influir en las emisiones de CO2 cambiando ciertos  comportamientos o costumbres.

En el año 2010, las emisiones de gases de efecto invernadero por persona en Francia eran de 10.5 toneladas promedio al año. Gracias a este indicador se sabe que uno de los productos que ocasionan más impacto por sus emisiones de gases de efecto invernadero producidas en Francia es la alimentación, seguido por la compra de productos de manufactura (electrodomésticos, ropa, carros, muebles, etc) y el tercer gran emisor de gases es el automovil con alrededor de los 1500 kilosCO2 por persona.

Dentro del indicador de producción y consumo de alimentos, los que tienen mayor índice de emisiones de gases de efecto invernadero es el consumo de la carne roja (res, puerco, cordero, venado, etc.), seguido de los productos lácteos (quesos, yogurt, crema, etc.).

A la vez se han dado cuenta que el uso de energía eléctrica ha ido en aumento en los últimos años y los factores por lo cual la demanda ha ido creciendo. Una de las principales razones de ello es el cambio de la calefacción de aceite domestico (utilizado especialmente para la calefacción y que puede ser utilizado también para motores a diesel, es un derivado del petróleo muy cercano a la gasolina) por las calefacciones que funcionan con electricidad, el cambio de televisores de tubo de rayos catódicos por pantallas de plasma y LCD que consumen hasta 3.5 veces más de energía eléctrica.

En nuestro país es el Instituto Nacional de Ecología el que lleva a cabo la creación de estos tipos de índices. Desde la elaboración de los manuales técnicos, el “Inventario Nacional de Emisiones de México” (1999), hasta el “Cuarto almanaque de datos y tendencias de la calidad del aire en 20 ciudades mexicanas” (2000, 2009) donde se incluye en este estudio a la ciudad de Durango (Pág. 237) con datos poco favorables. En este estudio se “destaca la gran cantidad de días con mala calidad del aire que suelen presentarse en la estación PROFEPA” (pág. 245) estación que se encuentra ubicada al norte de la ciudad.

Ejemplos de cómo mejorar y comprometernos con nuestro medio ambiente hay muchos, tan solo hace falta la intención de querer hacer las cosas. Hay que tener muy en cuenta que, una mala calidad de aire nos afecta a todos en nuestro bienestar y salud.

Rocha Solis, Julio. "Algunas consideraciones sobre el calentamiento global." Publicado en la segunda quincena de Abril, 2012. Quórum. Poder y Negocios. Pág. 34 http://issuu.com/quorumdgo/docs/quroum3abril/3