Había una vez un mundo lleno
numerosas naciones que convivían y se relacionaban de formas diferentes.
Algunas eran casi como hermanas desde hacía mucho tiempo, otras en eterno
conflicto sin posibilidad real de que pudieran ser amigas algún día. Otras de
ellas, las más ricas, eran socias en diversas áreas que les interesaba, desde
lo bélico hasta lo comercial.
Aun que todas ellas se
relacionaban y desarrollaban de maneras diferentes, todas tenían un problema en
común que no habían querido afrontar, un problema que de no atenderse con la
suma importancia que correspondía podría generar una catástrofe mundial
irreversible. Se trata del calentamiento global, causado por los gases de
efecto invernadero emitidos por múltiples y diferentes fuentes.
Una de las primeras acciones
para contrarrestar este problema fue en Kioto, Japón un diciembre de 1997.
Cuando los países industrializados se reunieron en dicha ciudad para tomar los
acuerdos necesarios para reducir los gases de efecto invernadero, allí nace el Protocolo de Kioto. El propósito
principal de llevar a cabo este acuerdo entre las naciones es la reducción de
los gases que están provocando el calentamiento global, tales como dióxido de
carbono (CO2), metano (CH4), oxido nitroso (N2O),
hidrofluorocarbonos (HFC) entre los principales agentes contaminantes. Pero el
protocolo no entraría en vigor si no hasta febrero de 2005, acuerdo que para el
año de 2011 sería firmado y ratificado por 191 naciones.
Un ejemplo destacable sobre
el protocolo de Kioto se encuentra en los Estados Unidos de América. Este país
se ha negado a comprometerse completamente con este acuerdo internacional pues
lo considera injusto e insuficiente pero, muchos de sus estados (más de 28 de
ellos, en particular resaltan California y Nuevo México) consientes de esta
problemática ambiental han adoptado e implementado de manera independiente dentro
de sus territorios el protocolo de Kioto para dar una mayor calidad de vida a
sus ciudadanos.
Pero tal vez la nación
vecina tenga razón, el protocolo de Kioto es insuficiente para generar un
cambio favorable en el medio ambiente. Recientemente, en una nota publicada por
el diario ingles “The Guardian” (Nasa scientist: climate change is a moral
issue on a par with slavery. 6 de abril de 2012) el reconocido ambientalista
estadounidense James Hansen, Director
del Goddard Institute for Space Studies (GISS) de la NASA, ganador de premios por sus meritos científicos como la medalla
Edinburgh propuso, en base a un análisis reciente sobre los niveles de CO2
en la atmosfera, su impacto en las temperaturas globales y los patrones
climáticos, un impuesto mundial al carbono. James Hansen sostiene que con la
implementación del impuesto las empresas y los consumidores de energías fósiles
reducirían a cero sus emisiones de carbono. En su estudio advierte, que de no
reducir actualmente las emisiones de CO2 en un 6% significaría que
para el año 2022 las reducciones anuales tendrían que ser mucho más drásticas,
en un 15% anual. Hansen, en su estudio, argumenta que de haber ejercido una
acción similar en el año 2005 las reducciones de CO2 serían más
manejables (un 3% anual). Su propuesta sobre el impuesto mundial al carbono es interesante
y que podría ser analizada y en su caso
adoptar cualquier país.
Existen naciones que se
tomaron mucho más enserio la reducción de sus emisiones de gases de efecto
invernadero, tal es el caso de Francia. Este país europeo cuenta con dos indicadores,
uno que mide las emisiones directas del país por medio de CITEPA (Centre
Interprofessionnel Technique d’Etudes de la Pollution Atmosphérique) y el
segundo que mide las emisiones producidas por la fabricación de todo lo que
consumen los franceses: ECO2 Climate.
ECO2 Climate (La lettre du carbone N°2. Septiembre,
2011) es el primer indicador de carbono del consumo final de los franceses,
creado en el 2009. Estima las emisiones de gases de efecto invernadero
generadas por la vida cotidiana de los ciudadanos franceses que incluye:
·
*Producción de alimentos
· *Manufactura de productos
·
*Servicios (incluye servicios públicos)
·
*Construcción
·
*Consumo de energía
Para la obtención de este
índice solo se toman en cuenta los departamentos dentro de Francia y se excluyen los que se
encuentran fuera de este. Este indicador se calcula cada mes y se presenta en
el noticiero “Le Jounal du 20h”. Dentro
de este indicador no se cuentan las emisiones generadas por productos hechos en
el país y que fueron exportados pero, por el contrario, si se cuentan las
emisiones originadas por un producto importado para el consumo de Francia.
Este índice cuantitativo les
permite saber cómo y cuales fases de producción y consumo están concentrando un
mayor número de emisión de gases de efecto invernadero. El sentido de este
indicador es mostrarlo de una manera positiva y no para hacer sentir culpable a
los ciudadanos franceses, de esta forma se puede hacerles ver cómo pueden influir
en las emisiones de CO2 cambiando ciertos comportamientos o costumbres.
En el año 2010, las
emisiones de gases de efecto invernadero por persona en Francia eran de 10.5
toneladas promedio al año. Gracias a este indicador se sabe que uno de los productos
que ocasionan más impacto por sus emisiones de gases de efecto invernadero producidas
en Francia es la alimentación, seguido por la compra de productos de
manufactura (electrodomésticos, ropa, carros, muebles, etc) y el tercer gran
emisor de gases es el automovil con alrededor de los 1500 kilosCO2 por persona.
Dentro del indicador de
producción y consumo de alimentos, los que tienen mayor índice de emisiones de
gases de efecto invernadero es el consumo de la carne roja (res, puerco,
cordero, venado, etc.), seguido de los productos lácteos (quesos, yogurt,
crema, etc.).
A la vez se han dado cuenta
que el uso de energía eléctrica ha ido en aumento en los últimos años y los
factores por lo cual la demanda ha ido creciendo. Una de las principales
razones de ello es el cambio de la calefacción de aceite domestico (utilizado
especialmente para la calefacción y que puede ser utilizado también para
motores a diesel, es un derivado del petróleo muy cercano a la gasolina) por
las calefacciones que funcionan con electricidad, el cambio de televisores de
tubo de rayos catódicos por pantallas de plasma y LCD que consumen hasta 3.5
veces más de energía eléctrica.
En nuestro país es el
Instituto Nacional de Ecología el que lleva a cabo la creación de estos tipos
de índices. Desde la elaboración de los manuales técnicos, el “Inventario
Nacional de Emisiones de México” (1999), hasta el “Cuarto almanaque de datos y
tendencias de la calidad del aire en 20 ciudades mexicanas” (2000, 2009) donde
se incluye en este estudio a la ciudad de Durango (Pág. 237) con datos poco
favorables. En este estudio se “destaca la gran cantidad de días con mala
calidad del aire que suelen presentarse en la estación PROFEPA” (pág. 245)
estación que se encuentra ubicada al norte de la ciudad.
Rocha Solis, Julio. "Algunas consideraciones sobre el calentamiento global." Publicado en la segunda quincena de Abril, 2012. Quórum. Poder y Negocios. Pág. 34 http://issuu.com/quorumdgo/docs/quroum3abril/3