La vida se reduce a errores y fatalidades. Lamentos, decepciones, improvisaciones, etcétera.
Ahogarse en el inmenso mar imaginario y flotar. Y a veces nadamos de muertito por la vida, dejandonos llevar por la corriente y de vez en cuando tragar la penas en las que nadamos.
(Y no te rindes. ¿Y no te rindes? ¡Y no te rindes!)
Prefiero la tercera que las dos anteriores. Cada uno se reduce hasta caer...
No hay comentarios:
Publicar un comentario