miércoles, 21 de septiembre de 2011

Tan atomicos nuestros cuerpos.

Entre cada una de las afables palabras que salen de tu linda boca, tu rosada, aterciopelada y hermosa boca -que deseos de tenerle, besarle, morderle, tocarle- hasta cada una de las moléculas que transpira tu blanca piel -pecas por doquier, como si me encontrase frente al cosmos mismo- me mudo al interior de un caparazón, como metamorfosis.


-Jurame que me rescataras- le dije a no se quien y que nunca me respondio.


Suena un vals, con la intención de que nuestros atomos logren bailar a su ritmo. Dejales allí, en pares, con sus protones y neutrones entre lazados.


Y cuando pare la musica, se separaran... la revelación de sus intensas fuerzas nucleares.

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